Prácticas Saludables (3). Propósitos para el nuevo año.

Hola seguidores/as de nuestro blog. Un nuevo año comienza y como si de un ritual se tratase, muchas son las personas que cuando se avecina un nuevo año se plantean una serie de propósitos a cumplir. Todos/as habreis oido en alguna ocasión decir eso de "el año que viene me apunto al gimnasio", "el año que viene empiezo una dieta para adelgazar", "el año que viene voy a dejar de fumar", etc. Todos estos buenos propósitos en algunas ocasiones se cumplen y en otras se quedan solo en eso, en propósitos. Ahora bien, sería interesante analizar que va a marcar la diferencia entre aquellos que consiguen cumplir con lo que se proponen y aquellos que no. Muchos hablarán de fuerza de voluntad, "Es que no tengo fuerza de voluntad...", "Es que me falta fuerza de voluntad", y aunque cuando se habla de la "fuerza de voluntad" todos sabemos a que se está haciendo referencia, la verdad es que es un concepto dificil de medir. ¿La fuerza de voluntad es algo con lo que se nace?, ¿donde reside?, ¿o la tienes o no la tienes?, ¿está en nuestra mano tenerla o escapa a nuestro control?. He escuchado opiniones de todo tipo y la verdad es que yo prefiero utilizar el término "autocontrol" definido como "la capacidad que tenemos las personas para regular nuestro propio comportamiento". Así si que podemos decir que los mecanismos que regulan nuestro autocontrol residen en nuestro cerebro y que todas las personas que tienen un cerebro sano, deberían tener la capacidad para controlar su propia conducta.
Si nos fijamos en el desarrollo evolutivo de las personas, veremos que durante los primeros años de vida el comportamiento se basa en instintos (por ejemplo: un bebé llora cuando tiene hambre, llora cuando le duele algo, llora cuando necesita reclamar la atención de su madre...) pero conforme va madurando y sobretodo gracias a recibir una educación el/la niño/a adquiere la capacidad para regular su propio comportamiento y sabe discernir lo apropiado/inapropiado de actuar de una determinada manera en una determinada situación.
Puede que haya personas que sean más impulsivas que otras o que tienen menos capacidad para controlar su comportamiento, pero aunque sean impulsivas, si su cerebro funciona correctamente, la capacidad la tienen y por lo tanto la pueden potenciar. Ahora bien, si todos tenemos autocontrol, porque algunas personas consiguen cumplir sus propósitos y otras no. Si lo analizamos detenidamente deberiamos hablar de motivación, ¿cuales son los motivos que llevan a una persona a tomar la determinación de hacer algo?, ¿estos motivos son emocionalmente relevantes?. Así podríamos hablar de autoeficacia (la capacidad que uno mismo percibe que tiene para realizar una deteminada conducta) y de expectativas de resultado (el resultado que espereamos obtener si conseguimos realizar esa conducta). Entonces podríamos explicar como si alguien no se ve capaz de realizar algo, es probable que aunque lo intente su actitud esté jugando en su contra y no lo consiga. También podría darse el caso de que se vea muy capaz para actuar de una determinada manera pero que perciba que aunque actue así los resultados no van a ser los que le gustaría (por ejemplo: una persona que se vea capaz de realizar una dieta de por vida pero que crea que incluso realizándola no va a adelgazar) con lo que aunque perciba que tiene la capacidad para actuar, no le compensa. Llegados a este punto es fácil comprender como para que un propósito se cumpla van a hacer falta las siguientes condiciones:

- Que para la persona el propósito sea relevante.
- Que la persona crea que tiene la capacidad para actuar.
- Que el resultado que espera obtener actuando sea valorado como positivo.

Espero que este post os ayude a entender que el tener una actitud positiva es imporantisimo para conseguir que esos propósitos se conviertan en realidades.

Os cuelgo un vídeo que da que pensar:



Hasta la próxima.