jueves, 19 de julio de 2012

Crecimiento personal (4). Habilidades sociales (2). Aspectos a tener en cuenta.

¿Cómo podemos ser más habilidosos?

Las habilidades sociales, como cualquier otra competencia humana, pueden mejorarse a través de un aprendizaje adecuado. Vamos a intentar dar una serie de indicaciones sobre lo que es y no es una conducta socialmente habilidosa, para que puedas descubrir qué es lo que falla en tus relaciones sociales. Si encuentras que tienes grandes dificultades con respecto a estas conductas, puedes acudir a un psicólogo para realizar un entrenamiento.

Expondremos en este espacio un análisis de los elementos que componen las conductas habilidosas para que puedas explorar esos mismos comportamientos en la vida diaria:


La mirada

Podemos definir una mirada como el mirar a una persona a los ojos o la zona superior de la cara (zona que rodea los ojos). No es ningún secreto que las miradas son un canal de información paralelo al lenguaje hablado y hay que saber utilizarlas para que los dos canales estén sincronizados.


La forma en que miramos es muy importante en la interacción con los demás. Tanto que puede afianzar, quitar importancia o desmentir aquello que nuestros labios están diciendo. Como se ha dicho algunas veces "los ojos tienen su propio lenguaje".

Si miramos a nuestro interlocutor conseguiremos mayor respuesta que si estamos mirando hacia otro lado, esto es un indicativo de que seguimos la conversación y de que nos interesa. Sin embargo hay que tener en cuenta que un exceso de contacto ocular muy fijo y continuo puede resultar molesto a nuestro interlocutor.

Si retiramos la mirada estamos indicando desinterés, timidez, sumisión o sentimientos de superioridad.

Son muchos los estudios que indican que la gente que mira más es vista como más agradable (un ejemplo de esto son los enamorados, donde se da la mayor frecuencia de contacto ocular).


La distancia interpersonal

Según el análisis que hace Edward T. Hall (1959) sobre el tema existirían distintas zonas:

a) Distancia íntima (0-50cm): En esta distancia se sitúan las personas amadas y familiares.

b) Distancia personal (50-125cm): Es el espacio personal de cada uno, una especie de esfera protectora que nos gusta mantener entre nosotros y el resto de los individuos.

c) Distancia social (1,25 -3,5m): Distancia que se usa para trabajar en equipo o en relaciones sociales ocasionales.

d) Distancia pública (Más de 3,5m): Distancia que nos gusta mantener con los desconocidos. Por ejemplo al caminar por la calle.




Hay situaciones en las que no se respetan estas distancias o la persona se sitúa en una distancia que no le corresponde, entonces nos sentimos incómodos. Esto se produce en los dos sentidos, tanto si un desconocido se sitúa en nuestra distancia personal  como si una persona muy cercana (por ejemplo nuestra pareja o un familiar) se mantiene alejado de nosotros y evita el acercamiento.


La postura

La postura es la posición que adoptan los miembros (brazos y piernas) de una persona con respecto al cuerpo, lo cual influye en la disposición que tiene este en el espacio. La postura de nuestro cuerpo es algo que nuestro interlocutor percibe a simple vista y que conlleva un mensaje.



El tener los brazos cruzados se ha asociado con una actitud defensiva, mientras que la distensión y relajación de los brazos transmite una actitud confiada. El mantener una conversación con alguien que mantiene sus brazos cruzados puede indicarnos que la persona no pretende cambiar sus planteamientos.

Son muchos los aspectos posturales que se han asociado con un mensaje. La inclinación de nuestro cuerpo hacia el interlocutor suele ser interpretado por éste como muestra de atención y acercamiento, mientras que estar echado hacia atrás en la silla indica desinterés o rechazo.


Pues bien bloggers, la próxima vez que interactuemos con alguien vamos a aprender a observar su comunicación no verbal (su mirada, sus gestos, su postura, la distancia que mantiene con nosotros), pues si somos precisos/as observando podremos detectar qué necesidades requiere la interacción y podremos adaptar nuestra forma de comunicarnos a las características de la persona que tenemos delante y del contexto en el que nos encontramos. A su vez, debemos cuidar nuestra comunicación no verbal para que sea congruente con el contenido de nuestros mensajes verbales, puesto que la otra persona también nos observará a nosotros, nos interpretará y cuando tenga que sacar conclusiones, si nuestra comunicación verbal y no verbal no están en sintonía, priorizará la información de esta última ya que es más fiable.

Continuará.





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